miércoles, 12 de mayo de 2021

 

AQUÍ

 

El césped, titiritaba por el rocío hecho cascajo de lágrimas vespertinas.

El sabor del despertar, se entrelazaba en mis pies descalzos.

mis pensamientos, iban por las sendas del recuerdo;

por laberintos de emociones invernales.

 

Mi corazón, partido

mi verso, vaga entre musgos

queriendo trepar hasta mi garganta

sin flor, sin fruto, tan sólo…    él, se deja llevar

 

La brisa fría de agosto, ha congelado mis pupilas

corta con escalofriantes navajas,

la tez del vagabundo que se arrima al calor del olvido,

al adiós sin reencuentro.

 

No se puede formatear lo almacenado en el alma

porque lo fotónico, no es eléctrico

y mi verbo es un fantasma de otra dimensión

de aquella que invita a la pasión.

 

Aquí esperará el destino,

destinado a que el libre albedrío, interfiera con él

aquí se quedará la libertad, atada por el miedo

aquí quedaré, soñando con el reencuentro